El Dr. Aidor Miranda evoca la creación de la Escuela de Comercio en 25 de Mayo
"La docencia le dio sentido a mi vida… por algo llegué a los 80 años"Al celebrarse el 45º aniversario del colegio, el ex director habla de los problemas que tuvieron que afrontar para lograr la apertura de la escuela. Del emotivo acto de inauguración. Del uniforme verde. De los recordados festejos por la Semana del Estudiante. De su vocación docente y del "decretazo" interno para festejar los cumpleaños de profesores y directivos en la escuela.

-¿Por qué se creó una escuela?

-La Escuela de Comercio tiene una historia particularisima, ninguno de los institutos secundarios de 25 de Mayo vivió una situación similar. Hubo una serie de circunstancias en donde los vecinos de 25 de Mayo jugaron un papel preponderante y nosotros, tuvimos la oportunidad de llevar adelante un emprendimiento que debió superar innumeras dificultades.
La fecha que celebramos, el 23 de abril de 1962, realmente no fue la creación de la escuela, sino del primer día de clases.
Conseguimos traer el decreto de creación de la escuela un mes después de iniciadas las clases en 25 de Mayo, con un antecedente singular: el de haber convencido al que había sido un Ministro ya renunciando, para que firmara el decreto con una fecha anterior a su renuncia.
¿Por qué en abril? En febrero de 1962 hubo elecciones, se intervino la Provincia, renunció el Ministro Amitrano y nuestro expediente no estaba terminado.
Por esa razón en la primera quincena de abril de ese año logramos rehacer el decreto y obtener la conformidad de la directora de Enseñanza Media.
Cuando llegamos acá nos encontramos sin alumnos, porque al empezar el ciclo lectivo, quienes estaban pre inscriptos, lógicamente, se habían ido a las otras escuelas.
Así que tuvimos que salir a buscar alumnos. No teníamos profesores, no teníamos nada. Y todo se hizo en tiempo récord.


-¿Cómo fue el acto de creación del colegio?

-Hermoso. No lo voy a olvidar nunca porque fue un acto de pobreza y de vocación.
No teníamos establecimiento, entonces nos prestaron la cocina y el patio de la Escuela Profesional para la ceremonia. No teníamos bandera, entonces corrimos a la comisaría y pedimos una prestada. La izamos y cantamos el himno nacional a capella, porque no teníamos ni un disco. Fue el himno más lindo que canté en mi vida porque nos tocó ser protagonistas de nada más y nada menos que de la inauguración de una escuela.

Fue una iniciación hermosa. En todos los órdenes teníamos el consenso de las autoridades. La designación de los profesores la hicimos por convocatoria. Tuvimos un primer año excelente. Fue el logro de toda una comunidad que se puso detrás de un emprendimiento que tuvo una feliz concreción y que hoy es uno de los tantos orgullos en materia de educación.


-¿Cómo se nombró al primer director?

-Por distintas cuestiones nadie quería asumir como director. Lo convencimos a Pedro Damiani, que dijo: “yo acepto pero con una condición, solo por dos años”. Y al final estuvo seis años.

-¿Cómo recepcionó la comunidad la nueva propuesta educativa?

Tuvimos serios problemas en los primeros años. Éramos una escuela chica y teníamos la necesidad que la comunidad nos considerara en el mismo nivel de las demás.
Como era una escuela provincial secundaria, se corría la voz que el título que otorgábamos no servía para ingresar a la universidad. Nos costó años hacerle entender a los padres que el título también tenía validez a nivel nacional. Perdimos muchos alumnos, porque había cierto rechazo.

-¿Qué nos puede decir de la Semana del Estudiante?

Nos ponemos contentos cuando recordamos los desfiles de la Semana del Estudiante. Eso fue instalado por el Centro de Estudiantes Veinticinqueños en la Plata. Nosotros desde allá organizábamos una semana de actividad cultural, deportiva, de preguntas y respuestas, etc. Y todo culminaba con la presentación de la troup Calfucurá.
Los veteranos se acordarán de la presentación de la obra “Romeo y Julieta”, que compusimos en verso para hacer cargadas a los personajes de 25 de Mayo. Yo era Romeo y Gogo Di Caro, Julieta. Fue tan brillante que la tuvimos que repetir, logramos colmar el teatro.


-¿Cómo surgió lo del uniforme verde?

-Ese fue un tema debatido en los orígenes del grupo de trabajo, entre Pedro Damiani, Gogo Di caro, García Fernández, León Goldstein, Zunilda Casasa y “Chicha” Cirigliano de Grau, quien fue la que diseñó el escudo del establecimiento.
La cuestión era como hacer conocer la escuela. Y el verde era el color de nuestra bandera. Desde el punto de vista económico no queríamos la exquisitez de un uniforme caro que fuera prohibitivo para los alumnos. Nacimos como una escuela muy modesta de clase media para abajo.
Nosotros nos encargamos de comprar los sacos en Buenos Aires y después se los revendíamos a los alumnos para que lo pagaran como pudieran.
En los desfiles ganamos el mote de “bichos verdes” y nadie se enojaba, porque ya era una característica de la escuela.


-¿Fue director de la escuela cuatro veces?

-Si, un caso único. Primero fui director interino, posteriormente me titularizaron. Después, en la época del proceso me dejaron cesante por decreto, entonces continué con las horas cátedras. Ninguno de mis compañeros aceptó el cargo. La escuela quedó por tres meses sin director. No les quedó más remedio que volver a nombrarme director. Fui provisorio hasta un año antes de jubilarme, donde me titularizaron. En total me nombraron cuatro veces.

-¿Por qué le dieron el nombre de “Islas Malvinas” al salón de actos de la escuela?

-En 1982 inauguramos la nueva escuela. La alegría era limitada por llegar a un hermoso establecimiento pero en ese momento se libraba la guerra de Malvinas.
A raíz de esa circunstancia le pusimos el nombre de “Islas Malvinas” al salón de actos.
Nos preocupaba y nos entristecía que el alumno Daniel Troche dejara su guardapolvo para ponerse el uniforme militar e ir a exponer su vida a las islas.

-¿Qué le dejó la docencia?

-Yo soy abogado por necesidad. Docente y maestro por vocación. Siempre me gustó el magisterio.
Bien o mal le dediqué todo con mucho entusiasmo, me enriquecí con el trato de los adolescentes. Logré amigos y quedó abierto un canal sentimental de comunicación, hay gente que siempre se acuerda y me viene a saludar. Eso alegra mi vida.
Si se guarda una estima, un recuerdo, es porque uno en su accionar, algo dejó.
Educar es ponerse al lado y marchar juntos. Cada uno respetando el rol que tiene asignado. A mi me encantaba la Escuela de Comercio porque largamos desde abajo.
Yo soy hijo de un obrero, mi padre fue un hombre de trabajo, siempre dijo que la única riqueza que nos quería dejar era la posibilidad de estudio. Entonces yo sentía que tenía que devolver todo ese esfuerzo. Nadie es lo poco de lo que pueda llegar a ser por si solo. La docencia le dio sentido a mi vida… por algo llegué a los 80 años.


-¿Cómo era el trabajo con los chicos en los primeros tiempos?

-Nos reuníamos todas las semanas, al margen del reglamento, y como había pocos alumnos, teníamos una ficha individual de cada chico.
Nosotros hacíamos de psicólogos, llamábamos a los padres y trabajábamos para encontrar soluciones. Eso después se perdió cuando fue creciendo el número de alumnos, pero dejamos una huella, quedó una tradición muy linda. La escuela sigue siendo un punto de partida para aquellos que buscan una salida laboral.


-¿Algún recuerdo que siempre tiene presente?

-El mejor recuerdo que tengo es la solidaridad de mis compañeros cuando me dejaron cesante de la dirección, en la época del proceso. Un inspector trató de convencerlos para que alguno de ellos asumiera mi cargo. Entonces lo interrumpieron y le manifestaron que nadie iba a aceptar reemplazar a Miranda sin fundamentos.

-¿A que se llamó “la familia del comercial”?

-Una forma de promover la escuela fue trabajar en una gran identidad entre alumnos y profesores. Nos dábamos el lujo de hacer picnics, fiestas y agasajos de igual a igual con los alumnos, siempre salvando las distancias y con el respeto lógico de los distintos roles.
Además, necesitábamos estimular la solidaridad, la lealtad y el compromiso del grupo de trabajo. Entonces, hicimos un listado con las fechas de cumpleaños de los profesores y una vez por mes los celebrábamos en la escuela con una comida fuera de horario de clases.
(Ver Decreto)

-¿Por qué le dieron el nombre de Maestros Pagadoy a la escuela?

-Eso formó parte del carácter local que queríamos darle a nuestro establecimiento.
Los maestros Pagadoy fueron los pioneros de la educación en serio. Ellos dedicaron su vida al magisterio con una gran calidad como docentes. Gustó muchísimo darle sentido de pertenencia exaltando los valores del lugar. En fin, todo cuadró bien para que podamos decir que esta escuela es “bien de 25 de Mayo”, por eso hay que cuidarla y enaltecerla.

Decreto del director Aidor Miranda – Año 1984

Visto:
La necesidad de constituir la unión de la familia del comercial, afianzar la justicia de sus reclamos salariales, consolidar la paz interior de sus atribuladas almas, proveer a la defensa común de sus requerimientos gastronómicos, promover el bienestar estomacal de sus integrantes y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nosotros y para nosotros. Y considerando que el calendario escolar omite la inclusión de celebraciones que por su trascendencia y significado no pueden pasar desapercibidos en nuestra comunidad educativa, el Director de la Escuela de Comercio Media y Técnica Nº 1 de 25 de Mayo Provincia de Buenos Aires, República Argentina

Resuelve:
1º Declarar feriado interno el segundo viernes de cada mes a partir de cada mes
Al cierre de esa jornada se realizaran cenas alusivas a los integrantes del personal que ese mes celebran sus onomásticos, según la lista adjunta:
-Los nacidos en el mes de enero quedan incorporados a la celebración del mes de diciembre y los venidos al mundo en febrero, a la del mes de marzo.
-Queda prohibida toda alusión al número de velitas que cada celebración supuestamente debiera apagar si hubiera torta de cumpleaños que por tal motivo se suprime.
Dado que vivimos en democracia y todos hacemos un culto de la libertad, no es obligatorio cumplir años, pero es de mal gusto no participar de los brindis para que siga cumpliendo muchos más.
2º Dado a publicidad, notifíquese y archívese en la confitería del establecimiento.


A mí querida escuela

¡Oíd mortales el grito sagrado…!
Un nuevo coro tus notas entonaba;
Con el paño de Belgrano elevado,
tu advenimiento feliz saludaba

Modesta casa, sus puertas abría,
para que noveles sueños entraran
Del saber, nuevos rumbos ofrecía
para que afrontar la vida pudieran

Hoy, tus ansias las veo colmadas,
y aunque los sacos verdes no veo,
las esperanzas están renovadas,
y sus almas pueblan cada recreo

¡Querida Escuela “Maestros Pagadoy”!
Por tu fructífera siembra yo brindo,
Y por ti agradecido a Dios estoy:
¡Tú guardas de mi vida, lo más lindo!

1962 – 23 de abril - 2006
Aidor