La peor aberración: cuando se silencian las ideas

Desde hace varios días comenzó a correr el rumor del posible alejamiento del periodista Nelsón Castro de Radio del Plata.

Dicho y hecho, Castro se quedó sin su programa "Puntos de vista".

Una vez más y en plena era K, otro comunicador social es silenciado, lisa y llanamente censurado por pensar distinto.

Cuando todavía resuenan ecos del bochornoso caso de censura a Pepe Eliaschev, los setenta parecen volver una vez más para aniquilar toda voz que sea no afín al gobierno.

Parece ser que quienes hoy nos gobiernan, se olvidan que se forjaron políticamente en esa década y que tuvieron que luchar para que no se acallaran sus voces en plena época de la "mordaza".

Días atrás desde el gobierno se pidió con tino "honestidad intelectual" al periodismo que maliciosamente fustigó a la Primer Mandataria Cristina Fernández por no asistir a la asunción de Barack Obama como presidente de los EE.UU, cuando en realidad los Jefes de Estado no habían sido invitados para la ocasión.

Bueno sería que desde el oficialismo se apele también a esa honestidad intelectual y se le diga la verdad a la sociedad, sobre los motivos por los cuales se permite -impunemente- coartar la libertad de pensamiento, en este caso de alguien que con su discurso parece "fastidiar" al gobierno.
El periodismo no está para agradar sino para tratar de mostrar la otra cara de la realidad "oficial", esa realidad que muchas veces se trata de ocultar y se la dibuja con viles mentiras.

Es un mal presagio para la vida institucional de un país que tropieza una y otra vez con la misma piedra y abofetea una denigrada Constitución que parece ser ecuánime para unos pocos.

Valga como referencia recordar lo que se dice en el Artículo 14 sobre la censura...

Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.

Desde este espacio nos solidarizamos con el periodista Nelsón Castro y apelamos para nunca más se incurra en la peor aberración: cuando se silencian las ideas.


Quién es Nelsón Castro